viernes, 14 de julio de 2023

Abraham Lincoln (David W. Griffith, 1930)

"Qué Grande es el Cine" (30/08/1999)

José Luis Garci modera el debate en torno a la película ‘Abraham Lincoln’ de David Wark Griffith (1930). Intervienen Miguel Marías, Juan Cobos y Antonio Martínez Sarrión.


Aunque ya en diciembre 1954-enero 1955, en un folleto del ciclo de la Cinémathèque Française Hommage aux Artistes Associés, y bajo el título Initiation au cinéma américain, Henri Langlois clamaba por la conservación de las películas menos conocidas de D.W. Griffith, las posteriores a Intolerance (Intolerancia, 1916), que comentaba elogiosamente casi una por una, llegando incluso a las dos sonoras que realizó, y terminaba diciendo que Griffith no se acabó en One Exciting Night (1922), el espectador curioso buscará inútilmente una opinión semejante, es decir, opuesta a la expresada en 1939 por Lewis Jacobs en The Rise of the American Film (La azarosa historia del cine americano. Ed. Lumen, 1966), que goza de una reputación que encuentro inexplicable por completo, y que suelen suscribir (cuando no directamente plagiar) la mayor parte de los que, desde entonces, han escrito sobre Griffith, en general, sospecho, sin haber visto casi ninguna de sus películas, al menos no las 432 realizadas entre 1908 y 1913, y tampoco las 26 realizadas entre 1917 y 1931.

No es que Jacobs sea muy convincente, ni explique las causas de la decadencia que atribuye a Griffith tras el fracaso comercial de Intolerance; lo único que queda claro es que ni siquiera El nacimiento de una nación e Intolerancia le gustan realmente, aunque reconozca, claro - qué remedio - la importancia histórica de Griffith, su carácter de fundador del cine narrativo clásico americano y hasta su influencia generalizada en el mundo entero entre 1909 y 1916.

Pero sí es cierto que el cine mudo estaba totalmente fuera de circulación en 1939, y así sigue, claro, y que, en consecuencia, ver las películas de Griffith (excluidas las 3 o 4 más célebres) no es cosa fácil, requiere cierta curiosidad (que los historiadores se empeñan en acallar casi unánimemente) y algún esfuerzo, lo que, aliado a la pereza y al carácter extracinematográfico de la mayor parte de los estudios históricos (parece que es más importante lo que dijera el desconocido y olvidado cronista de Variety o el crítico del New York Times) que lo que la propia película puede decirnos hoy, a los espectadores actuales.

De ahí que Griffith se haya convertido en una pieza de museo, en una figura histórica, en un nombre y unas fechas, y se haya olvidado por completo, como (oportuna, certera y, a la postre, inútilmente) señalaba Jean Douchet en su entrada sobre Griffith en el Dictionnaire du cinéma que publicaron las Éditions Universitaires en 1966 - una de las piezas más apreciadas de mi biblioteca -, que Griffith fue, y sigue siendo, uno de los más grandes cineastas que han existido.

Y que, como tal, su cine sigue prodigiosamente vivo, tan vivo como el de Ford, Walsh, Dwan, Vidor, Hawks, De Mille, King, Capra o McCarey, que no sólo prefiguró sino con el que convivió y compitió durante algunos años, aunque su carrera se viera prematuramente truncada en 1931 y muriese, en el olvido (sólo Ford y DeMille fueron a su entierro), en un hotel de Hollywood el 23 de julio de 1948, sin que, por lo demás, nadie conmemorase el pasado año el cincuentenario de su muerte.

Yo debo decir que, de las 25 películas de Griffith que prefiero, entre las que he visto, nada menos que 16 pertenecen a su supuesta época de decadencia. De las 20 mejores, 13; de las 15, 10; de las 10, 8; y de las 5 que me parecen sus obras maestras máximas, nada menos que 4, entre ellas la que prefiero de todas, que es de 1924, Insn't Life Wonderful. Se comprenderá, por tanto, que alucine cada vez que leo algo sobre Griffith y me encuentro con la machacona reiteración de sus fracasos cada vez mayores a partir de 1916, especialmente tajantes cuando llega el sonoro: yo lo siento, pero las dos que hizo, Abraham Lincoln The Struggle, al año siguiente, me parecen sendas maravillas, la última una de sus tres obras cumbre.

Abraham Lincoln cuenta, como es obvio, la vida de este presidente de los Estados Unidos, asesinado en 1865, a los 56 años. Hace de Lincoln Walter Huston. Y lo más asombroso es lo mucho de toda la obra de Ford - no sólo de El joven Lincoln (1939) – que prefigura, por mucho que Griffith no sea el responsable de su montaje, que en ocasiones resulta excesivamente brusco. Muestra, de paso, que no dejó que el sonido inmovilizara la cámara; de hecho, la mueve más de lo habitual, con la misma lógica implacable de siempre; y revela que, aunque en 1924 y hasta en 1928 dijera que el cine no necesitaba el sonido, al ver que funcionaba y que no había retorno, se interesó por él lo bastante como para emplearlo en su primera película sonora con talento y originalidad.

# Inicio: travelling lateral por un bosque, ruido de viento, hasta llegar a cabaña - 12 de febrero de 1809 -, se oye un hacha cortando leña, sale de la puerta la comadrona y cuenta a Tom Lincoln que ha tenido un hijo.

# Muy fordiana pelea con Armstrong, el matón de New Salem, y no menos fordiana conciliación, al ganar, y celebración en el bar; Abe no bebe, no se mete más que en lo que bebe él, y sólo lo hace del barril.

# Mientras Abe corta leña, la muy infantil Ann Rutledge le lee el libro de leyes. Abe: "Mi padre me enseñó a trabajar, pero no a que me gustara hacerlo".

# Presagio (todos los espectadores saben la historia): Abe dice a Ann "If anything happened to you... I don't know if I could live". Se declara, diciendo de sí "Owns three stores, all bankrupt".

# Increíble carrera de Sheridan y sus hombres, con leves picados, con travellings que retroceden ante el avance de la caballería, hasta cambiar el signo de la batalla.

# Lincoln, esperanzado, dice a Stanton "I hope there's nothing but prisoners from now on”. Está combatiendo a la vez para ganar la guerra y reconciliar a ambos bandos, porque sabe que sólo así podrá preservar la Unión.

# Plano de sudistas derrotados, a pie, cojeantes, y sólo Lee y el coronel Marshall, no menos fatigados, a caballo.

# Lee a Marshall: "Surrender. My poor army... I'd rather die a thousand deaths". Marshall le dice que descanse ("Rest, what a wonderful word"), Lee se quita el sable, se echa, Marshall le tapa y le mira (maravilloso Henry B. Walthall).

# Lee reprende a Marshall por dar su visto bueno a la ejecución de un espía: "Not a single life lost... unnecessarily", y le pide que revoque la orden.

# Lincoln insiste ante Grant: "They are rebels, not traitors", y que tendrán que fusilarle a él antes de fusilar a Lee; sugiere a sus generales que dejen escapar "sin enterarse" a Jefferson Davis.

# En un bar, John Wilkes Booth despotrica contra Lincoln ("El hombre que mate a Lincoln será inmortal").

# Lincoln ha sido reelegido. JWB dice que "interpretará su mejor papel", menciona a Casio, siente no usar daga, pues la pistola es más segura.

# 14 de abril de 1865. Ford's Theatre. Lincoln pronuncia discurso conciliador y democrático. Suspense, no sorpresa: todo el mundo sabe que van a matarle, y quién, pero queda la tensa espera. Abe se echa la toquilla, JWB abre la puerta del palco, le dispara, salta a escena, grita "Sic semper tyrannis" y escapa.

# Travelling por el bosque, como el del inicio, cabaña, encadena con el Lincoln Memorial en Washington, D.C., y acaba con la enorme estatua de Lincoln.

Notas para la intervención en la sesión de “¡Qué grande es el cine!” emitida el 30 de agosto de 1999

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