viernes, 24 de noviembre de 2023

Kentucky Pride (John Ford, 1925)

Sangre de pista

No es que yo imagine que Robert Bresson viese nunca, ni siquiera en su juventud —por entonces tendría 18 años y ni pensaba en hacer cine—, aunque tampoco sería imposible, esta muy poco conocida y nada apreciada película de John Ford, pero cuando se contempla después de 1966 no hay remedio: uno se asombra de su curioso parecido con algo tan peculiar y aparentemente único como Au hasard Balthazar (1966), aunque también haya, por supuesto, notables diferencias. Para empezar, el más celebrado y pesimista film de Bresson —que para mí está lejos de ser uno de sus máximos logros— carece por completo del sentido del humor que abunda, por el contrario, en el de Ford, y se centra en un burro en lugar de elegir como punto de vista el de una yegua, y Kentucky Pride —lejos de ser un gran film sonoro— es completamente silente y ajeno a toda alusión o pretensión tanto mística como metafísica, metafórica o moralizante.


Tampoco es el de Ford un caballo parlante como varios posteriores del cine soviético ni como la aún muy futura mula Francis arduamente cultivada por Arthur Lubin en Hollywood, pero sirve una mirada irónica —desde los rótulos que trascriben sus pensamientos gestos, no por mudos menos elocuentes— sobre los seres humanos que son sus propietarios, jinetes, amigos, ya que es la yegua la encargada de narrar todo lo que cuenta la película, que es, por ello, sumamente original, tan dramática como divertida, sin duda un encargo un poco loco —no siendo Ford un gran aficionado a las carreras de caballos—, que probablemente aceptó con cierto ánimo experimentador, y que le salió tan bien que, por supuesto sin pretender Ford hacer nada extraordinario, para mí es la primera cronológicamente —es decir, la más antigua— de sus más grandes obras maestras, la mejor de las mudas que conozco (que son las  que sobreviven) y tristemente una de las menos vistas, comentadas y valoradas, hasta tal punto que ni siquiera Janey A. Place, que dedicó a la filmografía fordiana dos tomos muy notables, y única exégeta que ha abordado con la atención que merecen sus numerosas e importantes incursiones en el género “Americana”, le dedica a Kentucky Pride el capítulo que le correspondería en su muy valioso (y más original que otros textos más populares o respetados) “The Non-Western Films of John Ford”. Conviene ir revisando ya el “canon” fordiano. Hay muchas de sus máximas cumbres que aún pasan por ser fallidas o menores, mientras que la pereza mantiene otras que lo merecen mucho menos.

En “El universo de John Ford”, editorial Notorious (2017)

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