jueves, 16 de noviembre de 2023

The Brat (John Ford, 1931)

La huerfanita

Se trata, probablemente, del film más “maldito” de Ford; es frecuente, ante una filmografía tan dilatada y variada como la de John Ford, que muchos sientan la tentación de pasar por alto las más carentes de reputación o las pertenecientes a géneros que no se consideran los más afines al autor, dejando fuera sí las películas que se consideran anómalas o atípicas. The Brat es más una sátira que propiamente una comedia, si se quiere de un tono no muy frecuente (si acaso intermitente y ocasional) en la obra fordiana, y que quizá no se identificaría como de su director durante algunos minutos, si se hubiesen perdido los títulos de crédito. Sin embargo, yo creo que al cabo de media hora o cuarenta minutos –hasta con sorpresa y cierta vacilación– cualquiera un poco familiarizado con su cine habría empezado a sospechar que, más que Henry King, Frank Borzage, Raoul Walsh, Allan Dwan o David Butler, podría tratarse de un film de John Ford. No solo por la presencia de alguno de sus actores característicos –pero nunca exclusivos, ni siquiera lo fue Jack Pennick–, ni por el tipo de humor, ni por su simpatía por los no afectados, y en particular por el personaje de la irreverente “mocosa” de 17 años estupendamente interpretada por Sally O’Neil. Es decir, se notan las simpatías o antipatías fordianas de siempre, reflejo más de su carácter que de una postura ideológica. Me temo que una de las varias distorsiones posibles de lo que se llamó “la política de los autores” se ha basado en la detección de rasgos reiteradamente presentes –y por ello considerados “constantes”–, sin distinguir entre los que eran fundamentales o accesorios, ni diferenciar los que eran –o podrían ser– verdaderamente “personales” de los que eran meramente genéricos, o determinados por modas pasajeras, por rasgos plásticos fomentados o impuestos por la “casa” productora (o alguno de los técnicos o intérpretes). Muchas veces, hemos leído como prueba de autoría una enumeración de movimientos de cámara, tamaños de plano o tipos de encuadre que se encuentran no solo en los westerns o “negros” de ese cineasta, sino en los de cualquier film de esos géneros de la década de los 50 de los 40, y más aún si eran de la Universal, la RKO, la Fox… Cada vez creo más que uno de los objetivos de los verdaderos autores cinematográficos era no dejarse encasillar y demostrar que eran capaces de hacer buenas películas de cualquier tipo, presupuesto y género. Que además, si lo tenían, tendrían su estilo… hasta si no se esforzaban en hacerlo evidente. Lo importante en The Brat no es tanto que sea de Ford (que lo es), sino que es tan buena como divertida, y una de sus primeras películas centradas en un personaje femenino, el único simpático.


En "El universo de John Ford", editorial Notorious (2017)

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