lunes, 20 de noviembre de 2023

Gentleman Jim (Raoul Walsh, 1942)

Hoy los Corbett no pelean. Ya no hay en San Francisco de California familias de bulliciosos inmigrantes irlandeses dispuestos a conquistar el nuevo mundo y a trepar por la escala social valiéndose de la astucia, la comedia o los puños. James J. Corbett (Errol Flynn) fue su apoteosis: irrespetuoso con los fatuos, impaciente ante los obstáculos y alérgico al uniformismo, siempre respetó las reglas del marqués de Queensberry (hasta sin conocerlas y, sobre todo, fuera del ring); por eso le apodaron Gentleman, pues aunque no era un gentilhombre —calificativo que rechazaba, identificándolo con pisaverde o panoli— se ganó a pulso el título de caballero, en su sentido más amplio y noble, menos convencional y social. Me refiero al personaje interpretado por Flynn en el desbordante filme Warner de 1942, más que al verdadero campeón de boxeo, sobre el que apenas tengo otros testimonios dignos de fe que el de los guionistas Vincent Lawrence y Horace McCoy y el cineasta Raoul Walsh. Pero no por ello voy a hacer la trampa de pretender que esta película es un documental ejemplarizante, que se sirve de la biografía novelada de un triunfador para perpetrar una apología de lo que más temen los incompetentes, objetivo que me parece ajeno tanto a los resultados como a las presumibles intenciones de sus autores: sospecho que para Walsh los advenedizos son los nuevos ricos que componen la buena sociedad, y que Jim le parecía un pícaro arribista —deseoso de ascender, de llegar a la cumbre— perfectamente respetable. Así llega a pensar la orgullosa Alexis Smith y no en vano el personaje más noble y primitivo del filme, el campeón saliente, John L. Sullivan (Ward Bond), se puede retirar con el consuelo de no verse humillado por la compasión de Corbett, que, espontáneamente, le trata de igual a igual, como a un veterano del que se sabe digno relevo. Esperemos que Walsh tenga un heredero.


En “Casablanca” nº2, feb-1981

No hay comentarios:

Publicar un comentario