El excelente guión original de Guy Trosper es histórica y geográficamente exacto: en Wyoming , en 1870, se dieron situaciones como las que narra La Puerta del Diablo. Era el único Territorio que permitía que las mujeres ejerciesen la abogacía (lo que explica el personaje de Paula Raymond); con el decreto de inscripción de propiedad llegaron numerosos ovejeros y los indios Shoshone —convertidos, por razones misteriosas, en Navajos en la V.E.— fueron desposeídos de sus tierras, incluso después de que muchos, como Lance Poole (Robert Taylor), hubiesen combatido en la Guerra de Secesión (naturalmente, junto a los federales anti-esclavistas) (Recomiendo la lectura, al que pueda, del artículo de Stephen Handzo Throug the Devil’s Doorway: The Early Westerns of Anthony Mann, publicado en Bright Lights Vol. 1, N.° 4, Summer 1976.). Este guión combina, con una perspicacia que para 1949 resulta sorprendente, la marginación sexual (nadie confía en una mujer como abogado) y la racial (Lance es considerado un «protegido del Gobierno», no un ciudadano; no puede tener ni adquirir tierras, ni beber alcohol), desarrollando el drama del optimista que cree que —luchando en una guerra que no era en realidad la suya— ha hecho méritos para ser aceptado por la sociedad blanca; que Intenta integrarse en ella (ropa, nombre, modales, costumbres públicas, negocios); que luego trata de recurrir a la ley, y se encuentra con que la ley le margina y no es justa; que trata de negociar y ve que le hacen trampas; y que finalmente decide, aun consciente de que no tiene posibilidad alguna de éxito, recurrir a la violencia y volver a ser, al menos para morir, un indio. Cierto que se trata de una serie B muy modesta, y que no tuvo la resonancia de Flecha rota (1950) de Daves, pero sorprende que Trosper y Mann lograsen hacer un film tan «negro» (hasta la admirable fotografía de John Alton y los claustrofóbicos interiores, con techos en contrapicado y profundidad de campo sistemática, contribuyen a este efecto, creciente según avanza la acción), tan pesimista, tan violento y tan sin concesiones.
Se trata del primer western de Anthony Mann, luego autor de The Furies, Winchester'73, Bend of the River, The Naked Spur, The Far Country, The Man from Laramie, The Last Frontier, The Tin Star, Man of the West y Cimarrón.
En "Dirigido por" nº63, abril-1979
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