Primer —y temo que último, dado su fracaso comercial— film dirigido por Jack Lemmon, Kotch prueba, una vez más, que los actores americanos son una buena cantera de cineastas (pienso en Cassavetes, Paul Newman, Marlon Brando; en ocasiones, hasta Kirk Douglas y Clint Eastwood; dicen que Barbara Loden).
Lemmon, para empezar, no es narcisista: no actúa en su película, sino que ofrece en bandeja a su frecuente pareja Walter Matthau un papel estupendo, que éste aborda con sobriedad y humorismo, y que le permitirá interpretar sin esfuerzo alguno Pete 'n' Tillie (1972), el excelente film de Martin Ritt que aquí titularon algo así como Risas y lágrimas, sin duda para ahuyentar al público. Como este insólito film de Ritt, Kotch enlaza con una tradición olvidada el cine americano, en la que brillaron McCarey (Make Way for Tomorrow,1937) y George Stevens (Penny Serenade,1941), y que hoy carece por completo de atractivo taquillero, siendo acusada de sensiblería y ternurismo por muy estoica y divertida que pueda ser, a menos que se parapete tras un relato de Brecht y se trasplante a Europa (La Vieille Dame indigne,1964, de René Allio). En tercer lugar, tras modestia y osadía, Lemmon revela Inteligencia y sensibilidad, y que ha aprendido mucho de Billy Wilder (a cuyas órdenes ha interpretado seis películas): sin una sola tontería de novato «al día», su puesta en escena es de una precisión y un rigor estrictamente funcionales y clásicos, y pasa de la comicidad a la melancolía con tan brusca y efectiva simplicidad como el Cukor de The Marrying Kind (1952).
En Dirigido por nº 63 (abril de 1979)
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