Típico exponente de la producción de la Warner en una época muy concreta (el New Deal rooseveltiano), inteligentemente escrito por Abem Finkel y William Wister Haines a partir de un argumento de Robert Lord basado en sucesos reales contemporáneos, Black Legion tiene la astuta osadía de identificar a los espectadores no con un presunto «héroe positivo» (del que, sobriamente, carece), sino con el mediocre, ingenuo, amargado y peligroso «antihéroe» que interpreta, ya con talento, Humphrey Bogart, para exponer hasta qué punto era vulnerable una buena parte de la clase trabajadora americana, durante la depresión, a la propaganda xenófoba, nacionalista e interesadamente patriotera de grupos racistas de extrema derecha, que trataban de explotar el miedo, la envidia y el resentimiento de los parados o los obreros no cualificados. No sólo describe con ejemplar economía y claridad la propaganda, los métodos de reclutamiento y actuación de estos grupos, sino el caldo de cultivo necesario para su desarrollo y, sobre todo, el carácter nada idealista de tales organizaciones, cuya única ideología es a menudo, en el fondo, la de obtener el mayor beneficio posible (poder político o sindical en la sombra o simplemente dinero). Film sin concesiones, rápido y eficaz, que ha tardado 43 años en verse en España.
En Dirigido por nº 63 (abril de 1979)
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