Despedida del ya muy alcoholizado Errol FIynn del género que le hizo célebre, El burlador de Castilla es una divertida comedia de «capa y espada», intrigas cortesanas y lances amorosos a la que no le falta patetismo —las relaciones entre la reina (Viveca Lindfors, guapísima y excelente) y Don Juan de Mañara— ni, cosa rara en su director, elegancia y ligereza, prueba una vez más que lo que mejor se le daba a FIynn no eran los duelos, los saltos y las huidas, sino las despedidas: de Olivia de Havilland en Murieron con las botas puestas (Walsh, 1941), del derrotado Ward Bond en Gentleman Jim (Walsh, 1942), de Viveca Lindfors aquí.
En Dirigido por nº 63 (abril de 1979)
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